Familia Villota de la Presilla y la Iglesia de S. Ramón Nonato

(Prólogo y Presentación del libro con el mismo título. Autor: José Luis García Heras)
Prólogo (Pablo Villota Ruiz)
No es fácil que alguien en la distancia sepa de tu propia familia y antecedentes más que uno mismo. Para nosotros ha sido muy gratificante descubrir algunos de los episodios familiares en los trabajos de José Luis García.
Especialmente los que rodearon a la primera instalación del culto religioso en el Puente de Vallecas, en un pequeño local cedido por nuestros tatarabuelos en la primera casa que construyeron, en aquel entonces terrenos y campos de labranza.
Fue la Ermita de la Virgen del Carmen, que años después daría lugar a la Parroquia de San Ramón Nonato, construida entonces por nuestros bisabuelos Ramona e Isidro en memoria del fallecimiento de su hijo Ramón.
Es para nosotros una gran satisfacción contemplar las consecuencias de aquella magnifica decisión de su construcción que, en manos de verdaderos héroes anónimos como han sido los distintos párrocos y sus equipos, representados hoy por D. José Manuel Horcajo y la hermana Sara, han generado una labor impagable no solo espiritual sino también de permanente ayuda a los más necesitados.
Es por ello que queremos agradecer con este pequeño prólogo su esfuerzo de investigación, que ha rescatado momentos en la memoria y que, con seguridad, se hubieran perdido en la siguiente generación.

Presentación
Los hombres y mujeres de mi generación, nacidos en el Puente de Vallecas, nos familiarizamos desde niños con nombres ya desaparecidos de calles de la barriada, la carretera de Valencia entre las principales. Y, según el barrio, carretera de doña Carlota, los Requenas, Morayta, camino de los Yeseros, Pablo Iglesias, Dolores Sopeña, Molinuevo,… Nicasio sería un señor 'mayor'; doña Carlota una señora 'bien vestida' de negro; los Requenas debía ser una familia —hermanos, uno de ellos Eduardo—; Morayta era árabe o andaluz o, tal vez, castizo. Y el camino de los yeseros 'tenía' que albergar a obreros que iban o venían de trabajar o llevaban yeso de aquí para allá.
A nuestros padres y abuelos les era más fácil referirse a esas calles con los nombres que las conocieron. Y nosotros sabíamos cuándo pasábamos por ellas y aprendimos sus nombres verdaderos en los letreros que leíamos en sus esquinas.
Una de las calles más populares era La Presilla. Estaba cerca de la estación del Metro pero pocos sabían cuál era realmente, excepto nuestros mayores a los que, si preguntábamos, no acabábamos de entenderles del todo. Tenía nombre de estanco. Sería esa la calle. A quienes se saben el nombre de una calle no les hace falta mirar el letrero. Pero, si lo leías, decía Antonia Calas. ¿Entonces?
Después aparecieron otros nombres —nuevos, pensábamos todos: chicos y grandes—: la colonia Erillas, el metro de Nueva Numancia, la colonia Villota,… Casi nadie sabía que esos nombres habían formado parte de la historia de nuestra querida barriada.
Pasa el tiempo y decido escribir los recuerdos de relatos familiares —escuchados de mi madre querida, sobre todo— y llego a interesarme, sin saber por qué —lo sé pero sería tan largo de contar…—, por lugares, personas, nombres y los orígenes de cada rincón —si me fuera posible— y del mismo Puente. Primero nada, después Puente de Vallecas, Nueva Numancia y El Puente otra vez.
Uno de esos lugares, la iglesia de San Ramón, 'confundida’ entre las del Santo Ángel, San Diego, San Francisco y el Dulce Nombre, va tomando personalidad propia. Por sí misma y por ser la iglesia de mi madre, de mi abuela, de mi familia. Vivían en las Californias hasta 1929, antes de levantar su casa en un terreno comprado en 1923 a Rosario Villota de la Presilla en la calle María Luisa, ahora Puerto Maderi. En las Erillas —Altas—, uno de los distritos de la barriada, junto a las Erillas Bajas, Nueva Numancia —Centro, Norte y Sur—, barrio de doña Carlota, Picazo,… En el barrio de Picazo estaba el camino de los Yeseros, donde nació mi querido padre en enero de 1917, poco más de un año después de que sus padres vinieran, recién casados, de Murcia —Mula, concretamente— en 1915.
Me intereso por San Ramón y descubro que el templo fue construido por la familia Villota de la Presilla. En la cripta darían sepultura a su hijo, fallecido unos años antes. Las demás iglesias, salvo el Dulce Nombre de María, fueron muy posteriores. En San Ramón se veneraba a la Virgen del Carmen, Patrona del Puente de Vallecas desde 1880 y devoción primera de mi abuela Isabel, hasta el final de su larga vida. San Ramón Nonato era la única parroquia del Puente de Vallecas. Desde 1910. Y en enero de 1911 se administra el primer bautismo a Cayetana, hija de dos vallecanos. Unida a mi historia familiar, allí fueron bautizados mis padres —en 1917 y 1918— y antes lo habían sido dos hermanos de mi madre, cuya primera comunión, en junio de 1928, tuvo lugar en la misma iglesia. Allí también se casaron mis padres, ya en 1945.
Anteriormente hubo otros lugares de culto en la barriada. La capilla del Dulce Nombre de María existía, al menos, desde 1896. En 1893 se había construido la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores en la Ctra. de Valencia, por iniciativa de la Asociación Católica de Señoras de Madrid. Y en 1868 hay ya noticias de una capilla que estuvo en la calle Josefina de la Presilla —la Presilla—, dedicada a Nuestra Señora del Carmen. El lugar fue cedido por Francisco de la Presilla, casado con Antonia Calás. El matrimonio tuvo dos hijas: Josefina y Ramona. A la muerte de sus padres, el local lo heredó Josefina, casada con Pedro Bosch.
La ermita del Carmen prestó un servicio impagable durante treinta años. Fue el sitio donde tantos y tantos vecinos del Puente pudieron asistir a Misa los domingos, sin largos desplazamientos, y millares de niños nacidos en el lugar fueron bautizados. La devoción a la imagen de la Virgen del Carmen arraigó en la barriada para no perderse ya a lo largo del casi siglo y medio posterior. La ermita dejó de existir con el nacimiento de la iglesia de San Ramón.
Era necesario saber más de Francisco de la Presilla y su familia, de su hija Ramona y su esposo Isidro Villota en particular, y del hijo de estos, Ramón—, primero que ocupó un lugar en la sotocripta de la primera parroquia del Puente. Y de los otros hijos del matrimonio. Datar con precisión lo acontecido desde mediados del XIX, fechas de nacimiento y edades, si era posible.
Hecho el trabajo —era de justicia— y familiarizado ya con lugares y personas parecía natural compartirlo en primer lugar con los descendientes de aquellos que había querido conocer. Y hablé primero con Emilio Villota, que me presentó a sus hermanos Pablo y Enrique. El encuentro, continuación de la conversación mantenida con sus antepasados durante los meses anteriores, me sirvió para comunicar lo aprendido a quienes más po-dría interesar. Mi recompensa fue la satisfacción reflejada en sus rostros. Y la amistad surgida en ese mismo momento.
Año y medio antes había fallecido con 33 años María de Villota, una hija de Emilio, como consecuencia de un accidente ocurrido en julio de 2012. Ella es la última de la familia que descansa en la cripta de San Ramón.
Publicaciones del autor:
- Construcción de polígonos hiperbólicos... (Tesis, UNED 2006)
- El Abroñigal y otros arroyos
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- Jose María Escrivá y Álvaro del Portillo
  en el Puente de Vallecas (1927-1931 y 1934) [papel] [libro electrónico]
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- Enseñanza de las Matemáticas en la Educación Secundaria   [Casa del libro] [Amazon]
- Familia Villota de la Presilla y la Iglesia de S. Ramón Nonato (autoedición)
- Iglesia de San Ramón Nonato. Don Emilio Franco, párroco (autoedición)
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- Geometría hiperbólica en un Espacio de Minkowski [Amazon]

Correo electrónico:jlghpv15@gmail.com

Comentarios

  1. Muy bonito. Me ha traído muchos recuerdos.

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  2. Por fin entiendo cómo ha sido posible que una virgen tan salada y marinera acabara siendo patrona de mi barrio (tan de "tierra adentro") y es que quienes la procuraron eran originarios de Murcia.
    Sigo aprendiendo sobre el entorno de mi niñez y es una sensación maravillosa, como cuando conseguimos que mi madre saque su caja de fotos y, viendo las de abuelos y bisabuelos, nos va contando anécdotas de la familia... o como cuando nos cuenta que uno de los juegos de su niñez era enterrar pequeños tesoros. Leer o escuchar estas historias es como desenterrarlos y dejar que deslumbren nuestra imaginación.
    Gracias!

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  3. Querido amigo. Quiero manifestar mi agradecimiento por su comentario y mi alegría al leer sus palabras: me ha conmovido saber que "Leer o escuchar estas historias es como desenterrar" aquellos tesoros "y dejar que deslumbren nuestra imaginación". Espero que del texto al que se refiere se deduzca con claridad que quien procedía de Murcia era mi familia y no quienes "procuraron" la devoción a la Virgen del Carmen en el Puente de Vallecas.

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  4. Estimado José Luís, confieso que me confundí. Ahora caigo en la cuenta de que, justo cuando en mi lectura hacía la transición entre la presentación, escrita por D. Pablo Villota, y el cuerpo de su narración, recibí una llamada telefónica (de esas tan inoportunas -e irritantes- en que intentan convencerte para que cambies de compañía telefónica)
    Reanudé mi lectura en el punto en el que indica cuál fue el inicio de esa parte de su investigación, la Iglesia de San Ramón Nonato, "por ser la iglesia de mi madre, de mi abuela, de mi familia".
    Para ser justos, he de indicar que "la culpa" de mi confusión, no fue sólo la llamada del operador, que por otra parte cumplía con su trabajo, sino mi propio batiburrillo de recuerdos: hay fotos familiares a la puerta de esa iglesia en la que me encuentro en brazos de mi madre, siendo un bebé de pocos meses; mi primera comunión, la de mis hermanos... y que son incontables las veces que pude pasar por delante de ella, ya que la vivienda donde crecí está situada en la misma calle Melquíades Biencinto.
    Así que a la interrupción y reanudación alterada de la lectura, y a la invasión de recuerdos desordenados, se sumó el entusiasmo por el que me dejé llevar cuando creí haber resuelto una duda que me ha rondado desde siempre ¿Cómo es que la patrona de los marineros es también la de los vallecanos?
    Le agradezco este toque de atención, ya que una nueva lectura más relajada y atenta me ha permitido salir del error.
    Reciba un cordial saludo

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  5. Para resumir, en Madrid (finales del XIX y principìos del XX) estaban muy extendidas las devociones a la Virgen del Carmen y a la de la Paloma (más o menos pudientes -más castizos-, respectivamente y generalizando demasiado). Con el tiempo, dejó de haber esas distinciones y ambas devociones se hicieron muy populares entre gente de toda condición. Un abrazo, amigo.

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  6. Buenas tardes,,, Magnifico este blog sobre mi barrio que es Vallecas. Estoy inmerso en su lectura. Por cierto ,,que intento entrar en el enlace para poder leer su libro sobre la Familia Villota , pero me deniega el acceso. ¿Como podria leerlo ..?
    Muchas gracias.

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    1. Buenas tardes, Roy. ¡Cómo agradezco su comentario! Por cierto, acabo de arreglar el acceso al libro. Espero que sirva. En cualquier caso, me gustaría que me dijera si es así.
      Puede hacerlo por este medio o enviándome un email a la dirección del artículo.

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  7. Me a encantado leer sobre mis tatarabuelos Isidro y Ramona y leer un poco mas sobre mi bisabuelo Isidro sabia que era abogado pero no sabia que había sido interino. Me gustaría saber mucho mas sobre mi bisabuelo y tatarabuelos

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  8. No sabes la alegría que me has dado con tu comentario. Hace tiempo escribí un libro sobre tu familia y espero que hayas podido descargártelo: en el artículo hay un enlace que te permite leer el libro y descargarlo, supongo. Si te interesara tenerlo en papel, puedo dártelo si me envías un mensaje a jlghpv15@gmail.com

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    1. Si lo he leído y me a encantado conocer sobre mi familia. Gracias por escribir sobre la historia de Vallecas y en particular por escribir la historia de mi familia

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