“Se ha inaugurado el tranvía de Madrid á Vallecas, que se abrirá
probablemente á la explotación el lunes inmediato.” (El Globo,
20-11-1879).
“Ya en 1878 había un tranvía no regular desde Pacífico a los merenderos situados a izquierda y derecha del puente de Vallecas, en el arroyo Abroñigal.
Los tranvías de Madrid sólo llegaban al barrio de Pacífico, para llegar a Vallecas había que seguir andando.” (La Maquinilla, Vicente Martín Morales).
“Ya en 1878 había un tranvía no regular desde Pacífico a los merenderos situados a izquierda y derecha del puente de Vallecas, en el arroyo Abroñigal.
Los tranvías de Madrid sólo llegaban al barrio de Pacífico, para llegar a Vallecas había que seguir andando.” (La Maquinilla, Vicente Martín Morales).
En 1879 se creó un tranvía de vapor que iría desde el kilómetro 3 de la carretera de Valencia hasta Arganda. En un principio sólo se construyeron seis kilómetros, hasta Vallecas. Aunque se llamaba tranvía Madrid-Arganda, nunca llegó a Arganda, pero sí aumentó su recorrido, yendo por la calle de la Presilla, hoy Monte Igueldo, y Martínez de la Riva, hasta alcanzar las mismas puertas de la fábrica de yesos La Invencible, situada entre los kilómetros 13 y 14. Así este tranvía de vapor, el imaginado tren de Arganda --conocido popularmente como la maquinilla o el ferrocarril yesero--, se convirtió en el tren de Vallecas –Ferrocarril de Madrid a Vallecas–, transportando tanto viajeros como mercancías. Un tranvía de vapor que había convertido a Vallecas en uno de los extrarradios mejor comunicados con el centro Madrid y que resultaría fundamental a la hora de establecer industrias en Vallecas y de atraer a trabajadores que tenían que trasladarse a diario a la capital.
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En julio de 1888 se inaugura el “trayecto comprendido entre Madrid y las canteras de Vallecas”:
Con “la correspondiente autorización del gobierno, la compañía del Tranvía
á vapor de Madrid á Arganda por Vallecas, pondrá en esplotación (sic) hoy
miércoles el trayecto comprendido entre Madrid y las canteras de
Vallecas.
Están de enhorabuena los vecinos de Vallecas así como la empresa que ha podido llevar á cabo felizmente una obra que es de la mayor importancia para el porvenir de la industria de los yesos, cuyo consumo en Madrid llega á una cifra enorme.” (La Correspondencia de España, 11-7-1888).
Como se muestra en el siguiente mapa, tras cruzar el Camino de los Palomares (sic), el Ferrocarril de Madrid a
Vallecas continuaba hacia el Camino de los Yeseros, hasta la Vereda del
Atracon (sic) -el nombre C.º Bajo de las
Palomeras aparece tachado-, y continuaba paralelo a la vía del Ferrocarril
de Madrid a Zaragoza, hasta llegar al pueblo de Vallecas. Siendo el mapa de 1875, cabe suponer que el dibujo de la línea se realizaría con posterioridad.
Desde allí continuaba, ya como Ferrocarril de Vallecas a las Canteras (FC),
recorriendo la distancia de unos 5 km. que separaba el pueblo de las
Canteras de Yeso La Invencible (CY), como puede verse a continuación.
Frente a las canteras estaba la Fábrica de Yesos La Invencible (FY). En el
recorrido se encontraban el Parador de Pocho (P), la Venta del Rubio (R) y
el Parador del Manchego (M).
Están de enhorabuena los vecinos de Vallecas así como la empresa que ha podido llevar á cabo felizmente una obra que es de la mayor importancia para el porvenir de la industria de los yesos, cuyo consumo en Madrid llega á una cifra enorme.” (La Correspondencia de España, 11-7-1888).
Anuncio de La Invencible, Gran Fábrica de Yesos Puros |
Vicente Martín Morales, en La Maquinilla, cita una crónica de El Liberal, publicada en febrero de 1900, donde se relata una “rapidísima excursión” en el tranvía de vapor que une Pacífico con el pueblo de Vallecas, realizada por el cronista, en la que, además de proporcionar el número de habitantes de Vallecas en 1900: “más de nueve mil”, cuenta el caótico horario de salidas y llegadas –según la “caprichosa voluntad del cobrador”–; la ausencia de estaciones que sirvan “para albergue á los viajeros, en caso de mal tiempo”; la “anarquía” de las tarifas; el estado de la vía, “á ocho centímetros sobre el nivel ordinario” y “sin guardabarreras”; y otras observaciones de interés:
Paseos por Madrid
¡AL VAPOR!...
[…] Merodeando ayer en busca de noticias por el mal llamado barrio del
Pacifico, uno de los más alborotados y levantiscos de la villa y corte, me
tropecé con el tranvía de vapor […], que, partiendo de [Pacífico], muere
en el inmediato pueblo de Vallecas […].
He aquí las precisas, ya que no preciosas observaciones hechas durante mi rapidísima excursión […].
A continuación de la calle del Pacífico, de esta corte, empieza el Puente de Vallecas […], con el título de Barrio de Nueva Numancia […]. Fue prolongación de Madrid hasta hace poco tiempo, y bien se adivina en sus rasgos característicos la cortesana filiación.
Para que se conozca la importancia de la barriada en cuestión, básteme decir que, teniendo el Ayuntamiento de Vallecas, según el último Censo de población, más de nueve mil habitantes, le corresponden muy cerca de siete mil, en su mayoría empleados y obreros, que trabajan diariamente en oficinas y talleres de esta ciudad.
Tan desorganizados andan los servicios en el vaporoso tranvía de Madrid-Vallecas-Canteras, que seguramente no hay línea en toda España comparable con la de que vengo hablando.
E1 tráfico no puede hacerse de manera más irregular y caótica... Las salidas y llegadas no obedecen más ley que la caprichosa voluntad del cobrador del tren. No hay en todo el trayecto ni siquiera síntomas de una estación que sirva para albergue á los viajeros, en caso de mal tiempo.
Respecto á las taritas establecidas por la empresa, sube de punto la anarquía.
En un principio, el trayecto del Pacífico a la calle de la Presilla costaba sólo cinco céntimos, y desde ésta á Vallecas veinte. Hoy cuesta diez céntimos aquél, sin duda porque las locomotoras emplean doble tiempo que antes en recorrerlo, y treinta el segundo, probablemente por una razón análoga...
La vía se halla en estado muy interesante.
[…] Otrosí. En virtud del desdichadísimo trazado de la linea, el tranvía se cuela por el centro de contratación del populoso barrio de Nueva Numancia, atropellando, no sólo al que se descuide en el mercado, sino también todas las leyes humanas y divinas.
¿Por qué no se dispone que el punto de arranque sea el comienzo de la calle de la Presilla?
Y lo más gracioso de todo es que un tranvía como ése, tan perjudicial y lesivo para los intereses del público, no lo es menos para los particulares de la Compañía explotadora, pues no solamente deja dé cubrir los gastos que su entretenimiento le produce, sino que origina á la empresa una pérdida de dos mil pesetas mensuales, por lo menos...
Sabiendo ya, carísimo lector, cómo funciona aquel mal llamado tranvía de vapor, ¡ruega á Nuestro Señor que te preserve de viajar en él!...
He aquí las precisas, ya que no preciosas observaciones hechas durante mi rapidísima excursión […].
A continuación de la calle del Pacífico, de esta corte, empieza el Puente de Vallecas […], con el título de Barrio de Nueva Numancia […]. Fue prolongación de Madrid hasta hace poco tiempo, y bien se adivina en sus rasgos característicos la cortesana filiación.
Para que se conozca la importancia de la barriada en cuestión, básteme decir que, teniendo el Ayuntamiento de Vallecas, según el último Censo de población, más de nueve mil habitantes, le corresponden muy cerca de siete mil, en su mayoría empleados y obreros, que trabajan diariamente en oficinas y talleres de esta ciudad.
Tan desorganizados andan los servicios en el vaporoso tranvía de Madrid-Vallecas-Canteras, que seguramente no hay línea en toda España comparable con la de que vengo hablando.
E1 tráfico no puede hacerse de manera más irregular y caótica... Las salidas y llegadas no obedecen más ley que la caprichosa voluntad del cobrador del tren. No hay en todo el trayecto ni siquiera síntomas de una estación que sirva para albergue á los viajeros, en caso de mal tiempo.
Respecto á las taritas establecidas por la empresa, sube de punto la anarquía.
En un principio, el trayecto del Pacífico a la calle de la Presilla costaba sólo cinco céntimos, y desde ésta á Vallecas veinte. Hoy cuesta diez céntimos aquél, sin duda porque las locomotoras emplean doble tiempo que antes en recorrerlo, y treinta el segundo, probablemente por una razón análoga...
La vía se halla en estado muy interesante.
¡Vive Dios que espánteme su grandeza
y que diera un millón por describilla!...
Sin el menor asomo de grava; al descubierto las traviesas; los rails—ó
rieles, según doña Emilia—á ocho centímetros sobre el nivel ordinario
(cuando no á doce); sin vallado ni estacado en las calles por donde cruza,
y sin guardabarreras en los pasos á nivel, que tampoco existen...y que diera un millón por describilla!...
[…] Otrosí. En virtud del desdichadísimo trazado de la linea, el tranvía se cuela por el centro de contratación del populoso barrio de Nueva Numancia, atropellando, no sólo al que se descuide en el mercado, sino también todas las leyes humanas y divinas.
¿Por qué no se dispone que el punto de arranque sea el comienzo de la calle de la Presilla?
Y lo más gracioso de todo es que un tranvía como ése, tan perjudicial y lesivo para los intereses del público, no lo es menos para los particulares de la Compañía explotadora, pues no solamente deja dé cubrir los gastos que su entretenimiento le produce, sino que origina á la empresa una pérdida de dos mil pesetas mensuales, por lo menos...
Sabiendo ya, carísimo lector, cómo funciona aquel mal llamado tranvía de vapor, ¡ruega á Nuestro Señor que te preserve de viajar en él!...
Un Paseante en Corte
(El Liberal, 2-2-1900)
Y según la versión actual de Carles Martínez (madridiario, 19-6-2018), “La ruta, confluida por yeso y pasajeros hasta 1923, tardaba
unos 35 minutos en realizar el recorrido y tenía una frecuencia de un tren
cada hora y media. Sin embargo, con la llegada del metro al barrio, el
vecindario vio como un enemigo del tráfico al servicio que ofrecía el tren
de vapor, el cual pasó a ser visto como un incordio que provocó el enfado de
los vecinos.La Maquinilla atravesaba calles estrechas, huertas y zonas de escuelas, lo cual lo constituía como un peligro potencial para los viandantes y el urbanismo, en el caso de esta última, como cuenta La Época, debido a que a causa de las chispas numerosas, que por tratarse de material antiguo, se desprendían de la máquina”.
En 1931 la Maquinilla deja de existir. El día 29 de junio de ese año más de un centenar de vecinos levantan las vías por las que circulaba. Se encuentra para ello un doble motivo: “constituir un peligro para los viandantes y para la seguridad de las fincas rústicas y urbanas” y “los rumores de que el Sr. Soria presentaba su candidatura […] en contra de la Conjunción Republicana […]”, siendo los señores Soria quienes ostentaban la concesión de la maquinilla, cuya “principal (función es) la de transportar materiales a una fábrica de sus concesionarios, siendo casi nulo el servicio de viajeros que realiza.” (La Época, 29-6-1931).
“Los obreros (colocan) un gran cartel en el que se dice que la justicia del
pueblo pide el levantamiento de tales vías; que no quieren perjudicar a
nadie y que lejos de ello, su actitud beneficia a la barriada […]”. “A las
dos y cuarto de la madrugada un grupo de unos quince vecinos […] empezaron a
levantar en el sitio conocido como la casa del cura, en la curva de la calle
de la Presilla, la vía férrea de la maquinilla que hace el servicio entre
Vallecas y el Pacífico […]. Al grupo se sumaron pronto cerca de un centenar
[…] a los que sucedieron otros que […] prosiguieron levantando la vía.
Todo se desenvuelve dentro del mayor orden, sin que hasta las primeras horas de la tarde haya tenido que intervenir la fuerza pública ni se haya registrado el menor incidente.” (La Época, 29-6-1931).
Todo se desenvuelve dentro del mayor orden, sin que hasta las primeras horas de la tarde haya tenido que intervenir la fuerza pública ni se haya registrado el menor incidente.” (La Época, 29-6-1931).
Reunido el Ayuntamiento el 3 de julio en sesión ordinaria, (el Sr. Acero) después de ser ovacionado tras la propuesta de solicitar la compatibilidad de los cargos de concejal y alcalde con el de diputado, “pasa a dar cuenta de lo realizado por el pueblo en la vía de la ‘maquinilla’ (y) dice que como lo hecho es la fiel expresión de la voluntad soberana del pueblo, hay que respetar ésta.” (El Sol, 3-7-1931).
PUBLICACIONES DEL AUTOR:
- El Abroñigal y otros arroyos
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- Historia de Vallecas (I). De Balecas (1202) a la anexión a Madrid (1950)
[Librerías de Vallecas: Muga, Mashe, Amaya, Karmela, Verde]
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Me ha gustado mucho, es exhaustivo el estudio, además de informar, entretiene. Echaba de menos una descripción amplia con fotos sobre la maquinilla.
ResponderEliminarAdemás me he reído mucho.
Gracias José Luís
Gracias José Luis por estos capítulos con la microhistoria de Vallecas.
ResponderEliminarGracias Jose Luis. Ya se ve que por entonces el pueblo era soberano, si era de una parte. Está muy bien lo del tranvía de vapor.
ResponderEliminarBuen articulo sobre la "Maquinilla". Tengo unas cuantas fotos mas de este simpatico trenecillo, que pongo a su disposicion por si desea añadirlas.
ResponderEliminarMuchas Gracias.
Gracias Roy. No sé si tales fotos son las que están en internet. En cualquier caso, agradecería que me las enviara a través del email que aparece al final del artículo.
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