El Portazgo

Fuente de Ygares, portazgo
La primera noticia que tenemos de un portazgo en Vallecas es de 1793, año que “para atender la conserbacion (sic) del Camino desde esta corte á Ballecas“, el Rey resuelve que “se establezca un Portazgo, en el sitio llamado la Fuente de Ygares”, donde se abonaría “un Arancel de los derechos que S.M. manda cobrar en el”. La resolución se comunica mediante escrito “á fin de que lo hagan saber á los vecinos de ese Pueblo, para que no aleguen ignorancia alguna” (Madrid, 24 de diciembre de 1793. Archivo del Ayuntamiento de Arganda del Rey).
En 1807 hay ya una referencia a dicho portazgo en una oferta de tierras para su venta: “[Una] á la derecha.del camino real, cerca del portazgo, de 3 fan. escasas, en 1.500 [reales]” (Diario de Madrid, 9-7-1807).
Y en 1830 se publica: “Quien quisiere tomar en arrendamiento dos suertes de tierras de primera calidad, que se hallan situadas desde la puerta de Atocha hasta el portazgo de Vallecas la una, y la otra desde dicho portazgo hasta Vallecas…” (Diario de avisos de Madrid, 16-4-1830). Unos años más tarde, en 1837, el Diario de avisos menciona al “dueño de las tierras anunciadas para su venta en el Diario de esta capital, situadas en el término de la misma é inmediatas la mayor parte al portazgo de Vallecas y sus contornos” (Diario de avisos de Madrid, 23-11-1837).
En 1840 Se sacan a pública subasta cuatro tierras labrantias, en el término del lugar de Vallecas, una de ellas “en la fuente de Higáres, a la derecha del camino real que de esta corte va al lugar de Vallecas y pasado el portazgo, de cabida 3 fanegas, 4 celemines y un estadal, en 45.338 rs. [reales]” (El Mercado, 29-2-1840).
Por esos años el portazgo es escenario de alguna escaramuza militar:
“[En 1837] los facciosos de la espedicion [sic] del pretendiente [Carlos María Isidro de Borbón] aparecen en el portazgo de Vallecas: la guarnición y la Milicia nacional de Madrid ocupan la linea que se les marcó para rechazarlos, y acobardados los primeros con tan imponente aspecto se retiran por la tarde á Vallecas despues de un corto tiroteo de guerrillas y por la noche evacúan aquel pueblo y los inmediatos” (El Agente nacional, 12-9-1839).
Una reseña de los mismo hechos se relata en una crónica escrita en 1883: “Cuando Cabrera, que estaba ya en el portazgo de Vallecas disponiéndose con júbilo á entrar en Madrid, recibió órdenes de D. Carlos para que se retirase, gritó delante de sus soldados: Mentras este abad de Poblet nos mani, no farem cosa bona“ (La Época, 3-2-1883).

Con el tiempo, hubo algunos carreteros que descubrieron caminos alternativos a la carretera de Valencia para evitar el portazgo como, por ejemplo, el Camino bajo de Vicálvaro:
“No podemos menos de llamar la atención de la autoridad competente, hacia el estado lastimoso en que se halla el camino conocido con el nombre de bajo, que conduce desde Madrid á Vicálvaro. Este camino, destinado únicamente por su construcción y posición para servir de tránsito á los lugareños de Vallecas, Vicálvaro y algún otro pueblo de aquellos contornos, se ve continuamente embarazado por carros y carretas que, huyendo del portazgo que se les exige en el camino real, no temen precipitarse con sus reses y cargamento por entre los innumerables despeñaderos que le costean (El Español, 18-12-1845).

El Camino bajo de Vicálvaro (actual Avda. Dr. García Tapia) era paralelo a la Ctra. de Valencia, a una distancia de un kilómetro aproximadamente.
Se unía al Camino alto de Vicálvaro en la Carretera de Aragón (Cañada Real, actual Calle de Alcalá)

En el mapa de Castro (1853) se indica el lugar del Portazgo, junto a la Fuente (de Higares), a medio camino entre el A. Abroñigal y Vallecas, a media legua del arroyo.
Mejora del camino
Los portazgos eran arrendados por el Estado a particulares por un tiempo determinado y, a cambio, los aranceles o una parte de ellos revertían al arrendatario:
“Esta dirección general ha señalado el dia 11 de mayo próximo, á las doce de su mañana, en el local que ocupa el ministerio de Comercio, Instrucción y Obras públicas en esta Corte, para el segundo remate del arriendo del portazgo de Vallecas, situado en la carretera de Madrid á Valencia, por tiempo de dos años, y cantidad de ciento sesenta y tres mil cien reales anuales, en que ha quedado en el primer remate. Las condiciones, aranceles y demás estarán de manifiesto en la portería de dicho ministerio. Madrid 12 de abiil de 1850” (Diario oficial de avisos de Madrid, 15-4-1850).
Tales aranceles se destinaban a la mejora del camino, pero en ocasiones tal mejora no acababa de producirse. En esa época cada carruaje pagaba “medio duro pòr ir y venir á Vallecas”:
“No podemos menos de llamar la atención de quien corresponda, sobre el mal estado en que se encuentra el trozo de carretera que desde las vallas del Retiro sigue hasta Vallecas. Parece una burla que a las puertas de la corte, é inmediato al Portazgo, sitio donde se paga para la recomposición del camino, se encuentre este en tal deterioro” (El Mundo nuevo, 1-4-1851).
“… cuantos transitan por dicho camino, se encuentran én medio de él el portazgo, que siempre es un alivio.... para el bolsillo, de medio duro que paga cada carruaje de cuatro ruedas por ir y venir á Vallecas (La Nación, 5-6-1851).
En esa época y otras posteriores se continúa mencionando el portazgo de Vallecas, a “media legua de Madrid”:
“El portazgo de Vallecas, situado en la carretera de Madrid á Valencia, por las Cabrillas” (Diario oficial de avisos de Madrid, 19-4-1852).
"... cerca del portazgo de Vallecas, á media legua de Madrid (La Esperanza, 21-2-1862)".
En febrero de 1868 se pone a la venta una casita, y en abril una tierra, y un tejar en 1872 “en el término de Vallecas”, “entre el puente y el portazgo”:
“Se vende una casita con su patio y parte de terreno que linda á la casa. Carretera de Vallecas, en el comedio desde el puente al portazgo, á la izquierda: la habita su misma dueña” (Diario oficial de avisos de Madrid, 29-2-1868).
“… una tierra sita en término de Vallecas, camino real de Madrid, entre el puente y portazgo, á la izquierda” (Diario oficial de avisos de Madrid, 26-4-1868).
“Se vende un tejar con la herramienta necesaria, en el término de Vallecas: linda con la carretera de dicho pueblo, entre el puente y el portazgo, a la izquierda” (Diario oficial de avisos de Madrid, 24-5-1872).
Cerca del portazgo partía una vereda, llamada Vereda del Portazgo, que concluía en el pueblo de Vallecas y a la que se dirigía el Camino bajo de las Palomeras, después de cruzarse con el Camino alto del mismo nombre
(MTN50-0559-1875-nnn-Madrid)
Y en 1876 leemos la siguiente noticia donde, al final, se menciona el portazgo de Vallecas:
“Ayer, á las once y media dé la mañana, llegaron en el tren express del Norte los restos mortales del que fué en vida excelentísimo señor duque de Riánsares […]
A las once habia bajado á la estación un coche de la Real Casa, de respeto, tirado por seis caballos negros y precedido de un correo. También bajó un piquete de Guardia civil, que va con el convoy á Taráncon. Al bajar del tren el féretro y ponerse en marcha, se entonó un responso. Parece que los representantes de Su Majestad el Rey y S. A. la Princesa de Astúrias acompañarán al féretro hasta el portazgo de Vallecas” (El Pabellón nacional, 19-5-1876).
El portazgo era uno de los distintos puntos donde los carros procedentes de Madrid que se dirigían hacia Arganda tenían que detenerse sufriendo una “vigilancia inquisitorial humillante”:
“Por fin entra el carro en el paseo de la Ronda, y como las pipas huelen á vino, puede darse por satisfecho el carretero si no es detenido otra ú otras veces en su camino tomándole por matutero. Apenas se ve libre de esta vigilancia inquisitorial humillante, porque ha salido ya del radio de Madrid, cuando le paran otra vez en el portazgo de Vallecas; y antes de llegar á Arganda todavía sufre otra detención…” (Gaceta agrícola del Ministerio de Fomento, 7-9-1878).
En octubre de 1879 se vuelve a subastar el arriendo del portazgo de Vallecas:
“SUBASTAS.—Dirección de Obras públicas.—El 10 del próximo noviembre á la una de la tarde tendrá lugar la del arriendo del portazgo de Vallecas” (El Imparcial, 11-10-1879).
Un año después se denuncia el descuido de la carretera de Valencia, siendo la más transitada “de las que confluyen en Madrid”:
“En los 15 primeros kilómetros de esa carretera, a comenzar por el barrio del Pacífico, no hay ni vestigios siquiera de material de reparación […]. El portazgo de Vallecas, creado exclusivamente para reparación de las carreteras…
Esa carretera es la más transitada de las que confluyen en Madrid. Por ella entran dos terceras partes del yeso y la cal, casi la mitad del vino y una buena parte de los demás productos que se consumen en la capital de España. Cuéntanse por centenares los carruajes de trasporte y de viajeros que la cruzan diariamente” (El Liberal, 29-11-1880).
Fielato del Pacífico
Poco después, en 1881, ya consta la existencia de un fielato cercano al arroyo Abroñigal, al otro lado del puente de Vallecas, al que se refiere el anuncio de la venta de una casa, publicado en el Diario de avisos y que reza así:
“Casa de recreo con 9.000 pies, de jardín, entufa y agua. Razón Fielato del Pacífico, núm. 14 duplicado” (Diario oficial de avisos de Madrid, 11-7-1881).
Y en 1882 se menciona en la prensa “el fielato de consumos” de la carretera de Valencia”:
“En la carretera de Valencia, cerca del fielato de consumos, libróse ayer tarde reñida contienda entre los operarios de un taller de carretería y otro de herrería que en dicho lugar existen” (El Constitucional, 6-4-1882).
Una vez establecido el fielato no es razonable pensar que se mantuviera el portazgo, pues no tiene sentido que hubiera dos aduanas tan cercanas, distantes una media legua, para pasar productos de Vallecas a Madrid o viceversa, aunque el nombre de Portazgo permaneció para designar el lugar donde estuvo y la zona aledaña, hasta la actualidad.
Un ejemplo de ello son dos anuncios, uno de la subasta de una casa “entre el puente del Arroyo Abroñigal y el Portazgo” y otro donde se cita el “Olivar del Portazgo”:
“Se saca a pública subasta la casa sita en la carretera de Valencia, término de Vallecas entre el puente del Arroyo Abroñigal y el Portazgo” (Diario oficial de avisos de Madrid, 25-3-1888).
“Venta de árboles y plantas en la Huerta Olivar de Portazgo de Vallecas. Almendros de 4 años. Acacias de 3 y 4 años. Ebonibus de 4 y 5 años. Paraisos de 6. Oliva de 3 clases. Manzanos de 2 y 3 años. Dálias”. (El Imparcial, 19-12-1890).
Y en 1892 un periódico describe el sitio donde se encontraba el fielato, calificando a este como “un mal casucho”:
“… el Puente de Vallecas, á partir del casucho que tiene el Municipio como fielato […]. Cualquiera diría que el Ayuntamiento de Madrid no recauda lo suficiente para haber edificado en el sitio que hoy ocupa el fielato de consumos del Puente de Vallecas (que es un mal casucho), un edificio digno del servicio á que se le dedica, para que en él puedan vivir con decencia aquellos dependientes del Municipio madrileño.
Detrás del fielato, debajo del Puente acampa un destacamento de [gente] con su correspondiente escuadrón de burros y de perros.” (Heraldo de Madrid, 16-8-1892).
Aunque todavía en 1895, en algún medio de comunicación se identifica el fielato con el portazgo -al fin y al cabo, era una aduana, que también admitía esos nombres-, por lo que cabe decir que el antiguo portazgo se había trasladado media legua más al oeste, en el puente de Vallecas:
“… se saca de nuevo a la venta en pública subasta […] un terreno situado a la derecha de la Carretera de Valencia, entre el puente ó portazgo de Vallecas, término jurisdicional del mismo y sitio llamado Mesa del Marqués y Cerro de las Palomeras, de fanega y media de cabida; qie linda al Norte con el camino llamado Yeseros…, y que fué tasado en 6.150 pesetas…” (Diario oficial de avisos de Madrid, 15-10-1895).
El antiguo portazgo
Que el primer portazgo dejó de existir como tal da fe el mapa de Facundo Cañada de 1900, en una de cuyas leyendas se dice: “18-Portazgo antiguo, hoy casa de capataz de peones camineros; 19-Almacén y casas de peones camineros”.
Aunque el portazgo continuó siendo un lugar significativo de la carretera de Valencia. En 1895 una publicación para ciclistas describe así el tramo de carretera comprendido entre el puente y la cuesta del Arenero, pasado el Portazgo:
“A la terminación del kilómetro 4 se atraviesa el arroyo Abroñigal por el puente llamado de Vallecas, alrededor del que se halla el ya populoso arrabal del mismo nombre, á cuyos merenderos concurren á esparcirse los domingos multitud de personas de las clases más modestas de Madrid […].
Pasado el puente se encuentra el arranque del tranvía de vapor que hace viajes al pueblo de Vallecas […].
Kilómetro 5.—Ocúpalo por completo la cuesta del Portazgo, á cuya izquierda se levanta el barrio de San José, continuación del llamado del Puente de Vallecas, hallándose al lado opuesto la vasta posesión de Mombiela. Alcanza aquella cuesta algunos metros del
Kilómetro 6, y al terminarla, en los comienzos de éste vese á la izquierda una fuente de vecindad, á la derecha una casa de peones camineros, y lindando con ambas, los muros de piedra del Portazgo, abiertos para dar paso á la carretera.





Calle del Pacífico, Abroñigal, Puente de Vallecas,
Fuente-Casilla de Peones Camineros-Ventorro del Portazgo.

Recomendamos á los ciclistas que, llegados á este sitio, se detengan á contemplar el panorama que desde allí se ofrece, por ser tal vez el más pintoresco de los alrededores de Madrid. Y esta recomendación que hacemos desde el punto de vista estético, creemos que ha de sernos agradecida por muchos, después de encontrarse en el alto del Portazgo, pues para llegar á él hay que subir un kilómetro de pendiente de 0,044 por metro.
Al otro lado del Portazgo, y casi lindando con el mismo, se encuentra á la izquierda un ventorro, desde el que, y pasada una alcantarilla, comienza á subirse otra cuesta más suave, llamada del Arenero, encontrándose á la terminación de ésta, y en el alto denominado también del Arenero, el ventorro de la Olalla...” (El Deporte Velocipédico, 20-3-1895).
Y en la misma revista se publica la crónica de la excursión ciclista a Arganda que tuvo lugar el viernes 1 de noviembre de 1895, en la que hubo que subir “la larga pendiente de el Portazgo”:
“A pesar de lo desapacible del tiempo y desafiando al cíelo, preñado de negros nubarrones que nos amenazaban con un buen baño de impresión, á las ocho y media de la mañana del viernes último nos reunimos en el establecimiento de D. Hilario Crespo hasta 22 pares de canillas más ó menos gordas, sobresaliendo por lo finas las del amigo Sierra.
A las nueve menos cuarto nos pusimos en marcha con buenos ánimos y mejor humor, quedando muy agradecidos al Sr. Crespo por su amabilidad y atenciones.
En el Puente de Vallecas, los ilustrados vendedores nos obsequiaron con las mejores lindezas de su escogido y exquisito repertorio y los chicos nos dieron á conocer una frase que debe de estar muy eu boga por aquellos barrios, pues todos vociferaban lo mismo: «La goma, golfo...» «La goma, golfo...» Cosa, como ustedes verán, ¡oh, lectores! sumamente graciosa y expresiva.
Sin que ninguno de los expedicionarios diera la menor muestra de cansancio, subimos la larga pendiente de el Portazgo, atravesamos triunfalmente Vallecas, y frente á un ventorro situado á un kilómetro próximamente de este pueblo se dio la voz de alto. Echamos un cigarro y un pa-rrafito; los sedientos tomaron unas copitas…
Sin ningún incidente digno de mención y después de echar otro cigarrito y otras copitas en Vaciamadrid, llegamos á las once, con toda felicidad y sin la menor avería, al término de nuestro viaje.” (El Deporte Velocipédico, 6-11-1895).
Ya en los primeros años del fielato aparecen con cierta frecuencia noticias en la prensa referidas a él:
“Allí hemos descendido para seguir á pié, hasta más allá del puente de Vallecas, el camino cuyo aspecto debía ser para nosotros una revelación. Toma el nombre de Pacífico hasta el fielato, de donde los coches de alquiler tienen órden de no pasar sino con condiciones especiales, y son previsores los alquiladores, pues esto deja de ser la mayor parte del tiempo un camino transitable para carruajes” (Las Noticias de París, 4-1-1884).
“En extenso dictamen se dá cuenta de la necesidad de ampliar el radio de Madrid proponiendo la comisión las siguientes reformas en los fielatos y línea fiscal:
Portazgo de Tetuán, barrio de la Concepción (carretera de Aragón), portazgo de la carretera de Valencia…
Con esta reforma, queda dentro de la zona fiscal Tetuán, Ventas de Espíritu Santo, Puente de Vallecas…” (El Liberal, 17-5-1885).
Matuteros
Igual que sucediera en el portazgo, siempre había personas dispuestas a burlar la aduana para pasar productos de matute:
“Al pasar frente al fielato de consumos los obreros destinados al puente de Vallecas, entonaron á coro la copla de «Pasan por el puente muchos matuteros...» y los dependientes estuvieron á punto de ir a las manos con los trabajadores al verse aludidos tan directamente” (El Imparcial, 14-2-1885).
“Los guardias civiles del puesto de Nueva Numancia que se encontraban de servicio en la calle del Pacífico, detuvieron anoche á las siete, en una taberna del Puente de Vallecas, á Tomás Panchuelo Iglesias, de veintinueve años, casado, domador de caballos, el cual trataba de introducir fraudulentamente por el fielato de Valencia dos pellejos y una bota de vino” (La Monarquía, 23-2-1890).
“¿Qué necesidad tenia yo de que me hubieran detenido los del fielato?
Hay familia que se va todas las tardes de paseo al Puente de Vallecas y vuelve á su casa forrada de solomillo” (El Imparcial, 20-8-1890).
Y ello a pesar de la vigilancia en el propio fielato y los alrededores, fuente de algunas noticias aparecidas en la prensa:
“Ante el juez del distrito del Hospital se ha verificado hoy un juicio motivado por los atropellos cometidos el dia 2 del corriente en el fielato de la carretera de Valencia, sito en el Puente de Vallecas, por los dependientes de Consumos, en la persona de D. Manuel Giorfo Arena” (El Resumen, 16-9-1890).
“Hasta hace poco había una pareja de orden público encargada de vigilar el trayecto comprendido entre la iglesia de Atocha y el fielato. Pues vino el asalto a La Madrileña, y ¿qué hizo él gobernador?... Suprimir la pareja” (El Imparcial, 15-10-1890).
Transcurridos unos cuarenta años desde su establecimiento, el fielato sigue cumpliendo su misión, incluyendo otros servicios de utilidad para la ciudadanía:
“El 6 perdióse zapato señora calle Mejorada (Puente Vallecas), entre siete ocho noche. Quien lo entregue fielato dicho Puente, gratificarán” (La Libertad, 9-1-1923).
Aunque todavía por esa época el antiguo portazgo se sigue denominando de esa manera entre la población, como puede constatarse por una noticia donde se menciona al “tejero Modesto González Muñoz, de treinta y cinco años, casado y habitante en la calle de Molínuevo, [que se dirigía hacia su casa, después de haber pasado la tarde en el Puente de Vallecas y fue encontrado] en un tejar sito en las inmediaciones del portazgo de la carretera que conduce al pueblo de Vallecas” (La Correspondencia Militar, 26-4-1921). El tejar bien pudo ser el Alfar del Portazgo, que estaba en ese lugar, o también el Alfar de San Antonio, en la carretera de Valencia, algo más alejado del Portazgo
Del Pacífico al fielato
En 1925 los vecinos del Pacífico elevan “una súplica al alcalde de Madrid” para que se arregle el tramo de la carretera hasta el “fielato del Puente de Vallecas”:
El barrio del Pacífico. En el local de La Acacia se han reunido gran número de vecinos, industriales y propietarios, bajo la presidencia de D. Juan Revuelta, y actuando como secretario el Sr. Peña.
Se trataron importantes asuntos para la barriada, tales como el arreglo del trozo comprendido entre el número 62 del paseo del Pacífico al fielato del Puente de Vallecas.
A este propósito, se acordó dirigir una súplica al alcalde Madrid” (La Libertad, 25-2-1925).
Parece ser que la súplica tuvo su efecto y el trozo de la “calle del Pacífico” hasta el fielato se arregló, pero la parte de “carretera” hasta el Puente permanecía descuidada en 1927, cuando se aboga por una solución:
“... en todo lo que es calle del Pacífico el Ayuntamiento ha hecho por sí cuanto ha podido hacer. Pero esta calle sólo es calle del Pacífico hasta el fielato. Desde este sitio hasta el Puente de Vallecas, aunque se denomina así, es carretera, bajo la dependencia de la Diputación Provincial. Por esa razón, ni está bien adoquinada, ni bien conservada, ni tiene aceras, etc., etc. Además, el cacharro que circula con el nombre de maquinilla, para tan sólo transportar yeso, absorbe media calle […]. Si se consiguiera que ese trozo de calle del Pacífico se le diera al Ayuntamiento, estoy seguro que esta corporación pondría la calle en las mismas condiciones hasta el Puente que la tiene puesta hasta el fielato" (La Voz, 25-1-1927).
Otro problema era la “aglomeración de Carruajes” y, como consecuencia, los “vehículos detenidos en el Fielato”:
“[En la calle del Pacífico] la mayoría de los días se forma tal aglomeración de Carruajes, que se hace de todo punto imposible la salida de mercancías de la estación del Cerro de la Plata, pues hállanse, de una parle, bastantes vehículos detenidos en el Fielato para realizar los aforos, tránsitos u obtener permisos para circulación; de otra todo el tráfico de la carretera…” (El Imparcial, 29-3-1927).
Tres años después de la solución propuesta por La Voz para que se arreglara la “carretera” desde el fielato hasta el Puente, los vecinos del Pacífico visitan al alcalde para pedirle “que se arregle la pavimentación”:
"Ha visitado al alcalde una nutrida comisión de vecinos de Pacifico, con el objeto de pedirle que se arregle la pavimentación de Pacifico; sobre todo el trozo comprendido entre el fielato y el Puente de Vallecas" (La Tierra, 19-12-1930).
Después de ese año, apenas hay noticias en la prensa relativas al fielato de Pacífico, como si hubiera dejado de existir en cuanto tal o hubiera disminuido su relevancia ostensiblemente en el devenir de la zona.
El Portazgo
Como ya quedó dicho, el nombre de Portazgo se mantuvo para designar al lugar donde había estado durante noventa años el portazgo establecido en 1793, “en la fuente de Ygares”.
Barrio del Portazgo. En 1929 todavía permanecía la fuente de Higares
y, al otro lado de la carretera, la cantina del Vallecano y la Casilla de Camineros.

En 1924 se solicita la concesión de una línea de tranvía que llegue “hasta el Portazgo”:
“La Sociedad Madrileña de Tranvías ha solicitado la concesión de una nueva línea desde la esquina de la calle de Ramona de la Presilla, donde actualmente termina la del Puente de Vallecas, hasta el Portazgo, lugar próximo al pueblo de aquel nombre, en la carretera de Valencia” (Gaceta de la bolsa y de la propiedad, 7-2-1924).
Desde 1923 el metro llegaba hasta el Puente de Vallecas y la estación estaba muy próxima a la calle Ramona de la Presilla, inicio de la nueva línea de tranvía solicitada, que llevaría al Portazgo.
También en 1924, además de establecer servicios especiales nocturnos desde Puerta del Sol al Puente, al igual que a Ventas y la Estación del Norte, y solicitar la concesión de una línea de Vallecas a Portazgo, se proyectan, entre otras, nuevas líneas desde el Puente, al barrio de Doña Carlota y a Entrevías, y una de Portazgo a Vallecas (pueblo):
“También se han establecido (ya dentro del actual ejercicio) a título de ensayo y para estimular el tráfico, servicios especiales nocturnos desde Puerta del Sol a Ventas, a Puente de Vallecas y a la Estación del Norte, con tarifa reducida y única de 15 céntimos cualquier distancia.
Se han solicitado dos concesiones nuevas, [una de ellas] de Vallecas al Portazgo…
Existen en estudio los siguientes proyectos de líneas: Puerta del Angel al Campamento de Carabanchel y Cuatro Vientos; Puente de Vallecas al barrio de Doña Carlota; Puente de Vallecas al barrio de Entrevias y Portazgo a Vallecas (pueblo)” (Gaceta de la bolsa y de la propiedad, 9-10-1924).

Muy posteriormente, en julio de 1962, se inaugura la estación de Metro de Portazgo, conjuntamente con la estación de Nueva Numancia.
PUBLICACIONES DEL AUTOR:
- El Abroñigal y otros arroyos
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- Historia de Vallecas (I). De Balecas (1202) a la anexión a Madrid (1950)
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Comentarios

  1. La labor de documentación que realiza José Luis es envidiable, sobre temas tan concretos de Vallecas

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    1. Gracias por el halago. Veo que ha valido la pena. Un saludo, seas quien seas.

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  2. Me ha gustado mucho José Luis.
    Estupenda la crónica de la excursión ciclista, con cigarro, parrafito y copitas.

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  3. Cuando la encontré me pareció una joyita. Gracias por el comentario.

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