El puente de 1731
En varios lugares se sostiene que serían “las tropas cristianas quienes construyeron el primer puente sobre el arroyo Abroñigal, siendo éste (…) uno de los cinco arroyos subterráneos que atraviesa Madrid” (El arroyo de Valnegral en el fuero de Madrid, palomatorrijos.blogspot.com.es). La autora considera que el Abroñigal fue un arroyo muy importante para la historia de Vallecas.
Y, según Alfredo Mingorance Jiménez, “Reinando Enrique II (1370) se fijan los límites de Madrid siendo uno de ellos el Arroyo del Abroñigal. La senda hacia el reino de Valencia salvaría dicho arroyo con un puente, en el que se establece un fielato o aduana” (Sociedad y empleo en Vallecas (Alfredo Mingorance Jiménez, Tesis UCM 1993).
Siendo posible que en esa época u otra ya se hubiera construido un puente sobre el arroyo Abroñigal a la entrada de Vallecas, se sabe que en 1729 el arquitecto Pedro de Ribera proyecta la construcción de un puente, cuya primera reparación se realiza unos veinte años después. La obra ha desaparecido pero nos queda en su lugar el topónimo Puente de Vallecas.
Según Vicente Martin Morales, "En el arroyo Abroñigal vertían sus aguas los arroyos y torrenteras que provenían de los altos de la Elipa, Moratalaz y cerros de Vallecas, terrenos arcillosos incapaces de retener el agua de lluvia, por lo que en días de tormenta el caudal del Abroñigal llegaba a ser cuantioso y bravío.
Para salvar este arroyo, a finales de los años veinte del siglo XVIII, la Villa de Madrid encargó la construcción de un puente en el Camino de Ballecas con una doble propuesta al arquitecto Pedro de Ribera, Maestro Mayor de Obras de Madrid, que ya había concluido el puente de Toledo.
El puente de Vallecas se reparó en 1751 por orden del corregidor el Marqués de Rafal haciendo dos botareles a la entrada de dicho puente, uno de albañilería y otro de mampostería, componiendo los antepechos con piedra berroqueña poniendo piezas nuevas en los extremos y ángulos recantones ‘para liberar los daños de las rodadas’, realizando la obra el arquitecto Manuel de Villegas y costando 6.311 reales de vellón". [En un grabado realizado por Ricardo Baroja en 1910 se representa el puente, no sabemos si basándose en el original o solo en la imaginación del autor].
Lo que parece más plausible es que dicho puente sobre el Abroñigal se construyera a unos 600 metros del Camino de Ballecas a su paso por el arroyo, en un punto de la carretera -en el lugar donde después se construyó el puente de los Tres Ojos- que llevaba a Aranjuez, uno de los tres itinerarios que existían entonces desde Madrid a Levante:
Y no sería hasta 1842 cuando se construiría el puente sobre el arroyo en el Camino de Ballecas -que saliendo de Atocha llevaba a Vallecas-, dando entrada al Puente de Vallecas, coincidiendo con la construcción de la Carretera de Valencia, como fue conocida posteriormente (aunque ya existiera un camino desde mucho antes, como se ha dicho más arriba):
Refiriéndose al primer puente, el historiador Antonio Ponz (1725-1792) dejó escrito: “El camino de Madrid a Vallecas es pésimo en tiempos lluviosos, y el arroyo que lo atraviesa, llamado del Abroñigal, peligrosísimo cuando crecen las aguas; en él han perecido no pocos pasajeros queriéndolo vadear, por estar el puente de lo más ruin” (Viage de España, Antonio Ponz. Cfr. Caminandopormadrid.com). La obra citada, de 18 tomos, se imprimió entre 1772 y 1794, por lo que no cabe dudar que “… el puente de lo más ruin” se refiere al puente del Camino Real, después de la reparación de 1751. [En 1773 Antonio Ponz fue elegido académico de la Historia y en 1776 Secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando]
El puente de la carretera de Valencia
La anterior carretera que iba a Aranjuez y desde allí a Albacete y Valencia deja paso al ferrocarril, cuya línea Madrid-Aranjuez se inaugura en 1851. El puente del Camino Real queda obsoleto y es sustituido por un puente de mayor consistencia, para el paso de los ferrocarriles.
La carretera de Valencia, que saliendo de Atocha lleva a Vallecas pasando por el Portazgo, por falta de mantenimiento, se hace muy peligrosa y está en muy mal estado. Una nueva carretera y el trazado del ferrocarril Madrid-Zaragoza en 1851 impulsarán el desarrollo de Puente de Vallecas.
En esa época ya existía un portazgo o fielato en la Carretera de Valencia, en el término de Vallecas, a media legua del arroyo Abroñigal -en el plano de Madoz (1853) aparecen Fuente y Portazgo en su primer emplazamiento, la fuente de Ygares, donde ya existía ese portazgo desde 1793-, que posteriormente se traslada al otro lado del arroyo a la entrada del Pacífico. Consta que ya en 1866 existía ese nuevo fielato: el Diario oficial de avisos de Madrid (23-10-1866) cita en un anuncio la “Calle del Pacífico (carretera de Vallecas), junto á la Aduana”.
Por esos años, dada la importancia de la carretera de Valencia para la entrada en la corte de suministros y la existencia cerca del puente sobre el Abroñigal de una aduana o fielato, poco a poco va surgiendo un conglomerado de casas y ventas antes de pasar el fielato, en el término de Vallecas, donde se trasiega la mercancía a fin de pasarla de estraperlo.
El puente de Vallecas “sobre el arroyo”, situado en la carretera de Valencia, se cita en 1848 con ocasión del amojonamiento de Madrid, renovado en 1839*.
En algún portal se identifica el puente de Vallecas con el puente de los Tres Ojos: “Y aquí vemos el de Vallecas, con sus famosos tres ojos” (Fotoblog-madrid-josamez). También se ha recogido (Madridmageritmadritum.blogspot.com.es) que “En la época de Carlos III, el ‘puente’ era de pésima construcción, lo que obligaba a que muchos prefiriesen cruzar el arroyo del Abroñigal vadeándolo. Sobre 1720, Pedro de Ribera recibió el encargo de construir el (…) puente…” (Ibídem). De ello podría desprenderse que, ya antes de 1720, existiría un puente en Vallecas.
Otra referencia a dicho puente (Madridmageritmadritum.blogspot.com.es) dice que “Sobre 1720, Pedro de Ribera recibió el encargo de construir el denominado ‘puente de los Tres Ojos’ (…). En realidad, estaba formado de siete ojos, pero sólo los tres grandes eran utilizados primero para el cauce del arroyo del Abroñigal (…)”.
Pero, como queda manifiesto más arriba, no cabe confundir los dos puentes, el de Vallecas en el Camino Real de Valencia y el puente de los Tres Ojos, pues este “se proyectó para la línea Madrid a Aranjuez para pasar desde el Cerro de la Plata al Cerro Negro salvando el arroyo Abroñigal” (El Puente de los Tres Ojos, Vicente Martín Morales). Se aporta la información aparecida en El Heraldo (7-X-1845). Y el 8 de mayo de 1846 se publica en El Español que “El lunes 4 del corriente (…) se dio principio a las obras del camino de hierro de Aranjuez, (…) trabajando entre la Puerta de Atocha y el Arroyo Abroñigal unos 300 hombres”. En 1847 se inician los arcos, en 1849 se alargan las obras y en 1850 parece estar ya terminado. Pero en 1855 las fuertes lluvias y una crecida del Arroyo Abroñigal hunden el puente al paso de una locomotora y hubo que reconstruirlo.
Pontones del Abroñigal
También existían pequeños puentes que comunicaban barrios de la Corte con barrios de Vallecas, como el paso del Camino de Valderribas o los pontones que comunicaban Las Californias con Nueva Numancia. Puentes menores que a cada embestida de las aguas bravas del Abroñigal sucumbían y dejaban aislados a los vecinos.
En las tormentas el caudal era tal que llegaba a pasar por encima del pretil del puente como en las inundaciones de 1885, de 1906, 1917, y se llevaba por delante los merenderos próximos al cauce e inundaba los barrios de Doña Carlota, Arroyo del Olivar,... Una reseña de La Libertad de 1924, después de describir algunas curiosidades del final de la “calle o paseo del Pacífico”, concluye con una referencia al “puente de Vallecas”, que “no conserva ya de tal más que el nombre”: “Pasado el paseo de ronda, o sea el final de la aveni-da del Doctor Esquerdo, se halla el asilo de la Concepción, para ciegos, instituido en hermoso edificio, construido expresamente para ese fin por disposición de los marqueses de Vallejo. Y a la parte derecha, ya en el final, en el barrio de Seco, existe una antigua casa de labor, con anchurosa huerta, y que, según tradición, fue habitada por la viuda de Luis Candelas.
El puente de Vallecas no conserva ya de tal más que el nombre, pues ahora existen sendos terraplenes a sus costados desde que se trazó hasta aquellos parajes la ruta subterránea del Metropolitano” (La Libertad 3-1-1924).
En varios lugares se sostiene que serían “las tropas cristianas quienes construyeron el primer puente sobre el arroyo Abroñigal, siendo éste (…) uno de los cinco arroyos subterráneos que atraviesa Madrid” (El arroyo de Valnegral en el fuero de Madrid, palomatorrijos.blogspot.com.es). La autora considera que el Abroñigal fue un arroyo muy importante para la historia de Vallecas.
Y, según Alfredo Mingorance Jiménez, “Reinando Enrique II (1370) se fijan los límites de Madrid siendo uno de ellos el Arroyo del Abroñigal. La senda hacia el reino de Valencia salvaría dicho arroyo con un puente, en el que se establece un fielato o aduana” (Sociedad y empleo en Vallecas (Alfredo Mingorance Jiménez, Tesis UCM 1993).
Siendo posible que en esa época u otra ya se hubiera construido un puente sobre el arroyo Abroñigal a la entrada de Vallecas, se sabe que en 1729 el arquitecto Pedro de Ribera proyecta la construcción de un puente, cuya primera reparación se realiza unos veinte años después. La obra ha desaparecido pero nos queda en su lugar el topónimo Puente de Vallecas.
Según Vicente Martin Morales, "En el arroyo Abroñigal vertían sus aguas los arroyos y torrenteras que provenían de los altos de la Elipa, Moratalaz y cerros de Vallecas, terrenos arcillosos incapaces de retener el agua de lluvia, por lo que en días de tormenta el caudal del Abroñigal llegaba a ser cuantioso y bravío.
Para salvar este arroyo, a finales de los años veinte del siglo XVIII, la Villa de Madrid encargó la construcción de un puente en el Camino de Ballecas con una doble propuesta al arquitecto Pedro de Ribera, Maestro Mayor de Obras de Madrid, que ya había concluido el puente de Toledo.
[“El primer puente que nos encontrábamos en su camino (del Abroñigal) (…) era el Puente de Ventas. Se realizó en el siglo XVII, parece que sobre un proyecto de Juan Gómez de Mora, con un coste de 100.000 reales de vellón” (fotoblog-madrid-josamez.blogspot.com.es). El Puente de Ventas fue reparado en 1744, por Sachetti, con un coste de 10.000 reales de vellón.]
El arquitecto Pedro de Ribera tenía que ver y reconocer el arroyo en la parte de Camino Real que llamaban de Vallecas, cerca del pozo de la nieve. Ribera realizó dos proyectos del puente de Vallecas en 1729: un puente de fábrica y un puente de madera, realizándose la obra finalmente de fábrica de albañilería y mampostería hacia 1731, con un coste de 65.000 reales de vellón. ![]() |
Lo que parece más plausible es que dicho puente sobre el Abroñigal se construyera a unos 600 metros del Camino de Ballecas a su paso por el arroyo, en un punto de la carretera -en el lugar donde después se construyó el puente de los Tres Ojos- que llevaba a Aranjuez, uno de los tres itinerarios que existían entonces desde Madrid a Levante:
“En 1761 había tres itinerarios desde Madrid a Valencia y Levante. Tales itinerarios, que al parecer existían desde bastante tiempo atrás, no variaron sustancialmente ni en el siglo XVIII ni en el XIX” (La construcción del camino de Valencia en el siglo XVIII, Luis Antonio Ribot García).
“A finales del siglo XVIII existían tres caminos posibles para los viajeros que quisiesen ir de Madrid a Valencia: el de herradura que pasaba por las inmediaciones de Cuenca y discurría por el terreno más difícil, siendo el más septentrional; el de ruedas por la Mancha conquense, que era el más corto y se conocía por el de Las Cabrillas, al cruzar esta sierra antes de llegar a Buñol, y el de ruedas por Albacete y Almansa, que era el más largo pero también el más llano y practicable en invierno.
De los tres itinerarios citados, en 1761, se decidió que el de Albacete se convirtiese en el Camino Real de Valencia, al presentar además la ventaja de comunicar los puertos más importantes del Levante (Valencia, Alicante, Cartagena y Murcia) con Madrid con una única carretera a partir de Almansa” (Lucio del Valle y la carretera de Las Cabrillas. Justo Borrajo Sebastián, Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos).
Este camino, que pasaba por Aranjuez, cruzaba en Vallecas el arroyo Abroñigal, donde estaría el puente de Ribera desde 1731, que fue reparado en 1751.“A finales del siglo XVIII existían tres caminos posibles para los viajeros que quisiesen ir de Madrid a Valencia: el de herradura que pasaba por las inmediaciones de Cuenca y discurría por el terreno más difícil, siendo el más septentrional; el de ruedas por la Mancha conquense, que era el más corto y se conocía por el de Las Cabrillas, al cruzar esta sierra antes de llegar a Buñol, y el de ruedas por Albacete y Almansa, que era el más largo pero también el más llano y practicable en invierno.
De los tres itinerarios citados, en 1761, se decidió que el de Albacete se convirtiese en el Camino Real de Valencia, al presentar además la ventaja de comunicar los puertos más importantes del Levante (Valencia, Alicante, Cartagena y Murcia) con Madrid con una única carretera a partir de Almansa” (Lucio del Valle y la carretera de Las Cabrillas. Justo Borrajo Sebastián, Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos).
Y no sería hasta 1842 cuando se construiría el puente sobre el arroyo en el Camino de Ballecas -que saliendo de Atocha llevaba a Vallecas-, dando entrada al Puente de Vallecas, coincidiendo con la construcción de la Carretera de Valencia, como fue conocida posteriormente (aunque ya existiera un camino desde mucho antes, como se ha dicho más arriba):
“En 1833 se decidió la construcción de un camino desde Madrid a Valencia por las Cabrillas, cuyas obras no debieron comenzar hasta 1842, pasado el paréntesis de la primera guerra carlista. A partir de esas fechas, con la construcción en la Mancha norte de una moderna carretera que comunicaría Madrid con Valencia, cesaba la importancia del camino, construido en el siglo XVIII (Camino Real), que quedaba prácticamente reducido a la comunicación del centro de España con Alicante, Murcia y Cartagena” (La construcción del camino de Valencia en el siglo XVIII, Luis Antonio Ribot García).
Puente del Camino de Vallecas sobre el Abroñigal en la década de 1860 (Hojas kilométricas 1860-70)
Refiriéndose al primer puente, el historiador Antonio Ponz (1725-1792) dejó escrito: “El camino de Madrid a Vallecas es pésimo en tiempos lluviosos, y el arroyo que lo atraviesa, llamado del Abroñigal, peligrosísimo cuando crecen las aguas; en él han perecido no pocos pasajeros queriéndolo vadear, por estar el puente de lo más ruin” (Viage de España, Antonio Ponz. Cfr. Caminandopormadrid.com). La obra citada, de 18 tomos, se imprimió entre 1772 y 1794, por lo que no cabe dudar que “… el puente de lo más ruin” se refiere al puente del Camino Real, después de la reparación de 1751. [En 1773 Antonio Ponz fue elegido académico de la Historia y en 1776 Secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando]
El puente de la carretera de Valencia
La anterior carretera que iba a Aranjuez y desde allí a Albacete y Valencia deja paso al ferrocarril, cuya línea Madrid-Aranjuez se inaugura en 1851. El puente del Camino Real queda obsoleto y es sustituido por un puente de mayor consistencia, para el paso de los ferrocarriles.
La carretera de Valencia, que saliendo de Atocha lleva a Vallecas pasando por el Portazgo, por falta de mantenimiento, se hace muy peligrosa y está en muy mal estado. Una nueva carretera y el trazado del ferrocarril Madrid-Zaragoza en 1851 impulsarán el desarrollo de Puente de Vallecas.
En esa época ya existía un portazgo o fielato en la Carretera de Valencia, en el término de Vallecas, a media legua del arroyo Abroñigal -en el plano de Madoz (1853) aparecen Fuente y Portazgo en su primer emplazamiento, la fuente de Ygares, donde ya existía ese portazgo desde 1793-, que posteriormente se traslada al otro lado del arroyo a la entrada del Pacífico. Consta que ya en 1866 existía ese nuevo fielato: el Diario oficial de avisos de Madrid (23-10-1866) cita en un anuncio la “Calle del Pacífico (carretera de Vallecas), junto á la Aduana”.
Por esos años, dada la importancia de la carretera de Valencia para la entrada en la corte de suministros y la existencia cerca del puente sobre el Abroñigal de una aduana o fielato, poco a poco va surgiendo un conglomerado de casas y ventas antes de pasar el fielato, en el término de Vallecas, donde se trasiega la mercancía a fin de pasarla de estraperlo.
El puente de Vallecas “sobre el arroyo”, situado en la carretera de Valencia, se cita en 1848 con ocasión del amojonamiento de Madrid, renovado en 1839*.
[(*) “En octubre de 1839 ha renovado la Excelentísima diputación provincial la mojonera del término […] de Madrid como se puso en 1822, con citación de su ayuntamiento y de los pueblos confinantes, que son Villaverde, Carabancheles, Fuencarral, Chamartín y Vallecas. Al efecto se colocaron 36 hitos de piedra, siete maestros y 20 pequeños, en los parajes y á distancias siguientes:
(...)
[Uno] pequeño, en la izquierda del puente y camino de Vallecas sobre el arroyo, á 1.210 pies” (La Esperanza, 19-1-1848)].
Puente de los Tres Ojos(...)
[Uno] pequeño, en la izquierda del puente y camino de Vallecas sobre el arroyo, á 1.210 pies” (La Esperanza, 19-1-1848)].
En algún portal se identifica el puente de Vallecas con el puente de los Tres Ojos: “Y aquí vemos el de Vallecas, con sus famosos tres ojos” (Fotoblog-madrid-josamez). También se ha recogido (Madridmageritmadritum.blogspot.com.es) que “En la época de Carlos III, el ‘puente’ era de pésima construcción, lo que obligaba a que muchos prefiriesen cruzar el arroyo del Abroñigal vadeándolo. Sobre 1720, Pedro de Ribera recibió el encargo de construir el (…) puente…” (Ibídem). De ello podría desprenderse que, ya antes de 1720, existiría un puente en Vallecas.
Otra referencia a dicho puente (Madridmageritmadritum.blogspot.com.es) dice que “Sobre 1720, Pedro de Ribera recibió el encargo de construir el denominado ‘puente de los Tres Ojos’ (…). En realidad, estaba formado de siete ojos, pero sólo los tres grandes eran utilizados primero para el cauce del arroyo del Abroñigal (…)”.
Pero, como queda manifiesto más arriba, no cabe confundir los dos puentes, el de Vallecas en el Camino Real de Valencia y el puente de los Tres Ojos, pues este “se proyectó para la línea Madrid a Aranjuez para pasar desde el Cerro de la Plata al Cerro Negro salvando el arroyo Abroñigal” (El Puente de los Tres Ojos, Vicente Martín Morales). Se aporta la información aparecida en El Heraldo (7-X-1845). Y el 8 de mayo de 1846 se publica en El Español que “El lunes 4 del corriente (…) se dio principio a las obras del camino de hierro de Aranjuez, (…) trabajando entre la Puerta de Atocha y el Arroyo Abroñigal unos 300 hombres”. En 1847 se inician los arcos, en 1849 se alargan las obras y en 1850 parece estar ya terminado. Pero en 1855 las fuertes lluvias y una crecida del Arroyo Abroñigal hunden el puente al paso de una locomotora y hubo que reconstruirlo.
Pontones del Abroñigal
También existían pequeños puentes que comunicaban barrios de la Corte con barrios de Vallecas, como el paso del Camino de Valderribas o los pontones que comunicaban Las Californias con Nueva Numancia. Puentes menores que a cada embestida de las aguas bravas del Abroñigal sucumbían y dejaban aislados a los vecinos.
En las tormentas el caudal era tal que llegaba a pasar por encima del pretil del puente como en las inundaciones de 1885, de 1906, 1917, y se llevaba por delante los merenderos próximos al cauce e inundaba los barrios de Doña Carlota, Arroyo del Olivar,... Una reseña de La Libertad de 1924, después de describir algunas curiosidades del final de la “calle o paseo del Pacífico”, concluye con una referencia al “puente de Vallecas”, que “no conserva ya de tal más que el nombre”: “Pasado el paseo de ronda, o sea el final de la aveni-da del Doctor Esquerdo, se halla el asilo de la Concepción, para ciegos, instituido en hermoso edificio, construido expresamente para ese fin por disposición de los marqueses de Vallejo. Y a la parte derecha, ya en el final, en el barrio de Seco, existe una antigua casa de labor, con anchurosa huerta, y que, según tradición, fue habitada por la viuda de Luis Candelas.
El puente de Vallecas no conserva ya de tal más que el nombre, pues ahora existen sendos terraplenes a sus costados desde que se trazó hasta aquellos parajes la ruta subterránea del Metropolitano” (La Libertad 3-1-1924).
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